lunes, 15 de noviembre de 2010

Batalla de Alcántara

La batalla de Alcántara tuvo lugar el 25 de agosto de 1580 en la freguesía de Alcántara, cerca de Lisboa (Portugal). El ejército español bajo el mando del III Duque de Alba Fernando Álvarez de Toledo derrotó a las tropas portuguesas de Antonio I de Portugal, prior de Crato.
La victoria española le supuso al rey Felipe II de España, poder ser reconocido rey de Portugal, en una unión dinástica con los demás reinos hispánicos, que se prolongaría hasta 1640.
  •  Entrada en Portugal
En junio de 1580 el ejército español reunido por Felipe II en Badajoz entró en Portugal por Elvas, 35.000 hombres bajo el mando de Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba. Su hijo Fernando de Toledo, le acompañaba como su lugarteniente; Francés de Álava era general de la artillería con 22 piezas y Sancho Dávila era el maestre de campo general. Al mismo tiempo en Cádiz se formó una flota de 64 galeras, 21 naos y 9 fragatas, además de 63 chalupas, cuyo mando se encomendó a Álvaro de Bazán.
Durante las semanas siguientes el ejército español avanzó en dirección a Lisboa, venciendo la escasa resistencia de las ciudades que encontraron por el camino. A finales de julio llegaron a Setúbal, donde embarcaron en las naves que llegadas de España les conducirían a Cascais, 25 km al oeste de Lisboa.
  • Enfrentamiento
Las fuerzas españolas contaban con 18.000 hombres y 1.800 jinetes, pues los restantes se habían quedado repartidos en el camino asegurando las plazas tomadas.
El ejército portugués estaba formado por 25.000 de infantería y 2.500 de caballería, entre los cuales la mayoría eran hombres reclutados con prisa entre los campesinos y milicianos voluntarios. Francisco de Portugal, conde de Bimioso, era general de estas fuerzas junto con su tío Juan de Portugal, obispo de la Guarda. Diego López de Sequeira era general de las galeras; de las naos y galeones lo era Gaspar Brito.
Los dos ejércitos se encontraron a ambos lados del río Alcántara, a unos 10 km al oeste de Lisboa. Los españoles, llegando desde el oeste, ocuparon la margen derecha del río, que a pesar de bajar seco por lo caluroso de la estación, suponía un obstáculo por lo empinado de sus taludes.
La batalla se inició con un intenso fuego de artillería por ambos bandos; los tercios españoles, tras dos intentos fallidos, consiguieron cruzar el río por el puente de Alcántara, cerca de la desembocadura, mientras Sancho Dávila con sus fuerzas conseguía atravesarlo río arriba. En el breve combate que siguió, las experimentadas tropas del duque de Alba derrotaron a las portuguesas de don Antonio, obligándolas a retirarse en dirección a Lisboa. Don Antonio conseguiría escapar hacia el norte, en dirección a Coímbra y Oporto, acosado por Sancho Dávila.

 Batalla de Alcazarquivir

La batalla de Alcazarquivir fue una batalla que tuvo lugar el 4 de agosto de 1578, y enfrentó a las fuerzas portuguesas y a las de los pretendientes al trono de Marruecos.
Esta batalla fue trascendental para el reino de Portugal por muchos conceptos. Originó el mito del Sebastianismo, o la idea de que el romántico rey don Sebastián, fallecido en dicha batalla, ha de volver algún día a regir a la nación portuguesa; pero también lo fue para el reino de Marruecos, ya que también falleció su rey en dicha batalla. Por ello la figura de don Sebastián, rey de Portugal quizá sea una de las más míticas de la historia de ese país.
Don Sebastián era hijo del príncipe Juan de Portugal y Juana de Austria y sucedió a su abuelo Juan III de Portugal en 1557, cuando contaba con tres años de edad. La regencia quedó a cargo de la reina viuda, doña Catalina, hasta 1562, y después el regente fue su tío, el cardenal don Enrique, hasta que en 1568 fue declarado mayor de edad. 
Esto fue muy inportante para la comunidad judia.






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